jueves, 29 de noviembre de 2018

La saga/fuga de JB (1972): la experimentación al límite

No me cansaré de repetirlo: con La saga/fuga de J.B. Gonzalo Torrente Ballester logró crear uno de los textos imprescindibles de la literatura española. Transcribo uno de mis fragmentos preferidos, en el que Barallobre y Bastida dialogan sobre el lenguaje poético de éste último:

"Decidí que, en lo sucesivo, escribiría mis versos en un alfabeto con clave, pero lo pensé mejor y, como tenía mucho tiempo libre, inventé un idioma." "¿Y no le da pena que su poesía no la pueda leer nadie?" "Eso es precisamente lo que busco." "¿Entonces?" Bastida hizo un esfuerzo como si fuera a confesar un crimen. "Lo que digo en mis versos es de mi exclusiva incumbencia. No le importa a nadie y encuentro ofensivo para los demás proponerles su lectura."

(...)

"Si tiene usted en cuenta que la disposición de las sílabas establece cambios en la significación, y que mi lengua agrupa fácilmente, o, por decirlo mejor, aglutina sílabas significantes con absoluta facilidad, y que, como en el griego o en el alemán, en una sola palabra se pueden encerrar significaciones plurales y organizadas que en otro idioma exigirían una oración completa y, a veces, todo un sistema sintáctico complejo, comprenderá usted lo que intento explicarle, aunque sin tecnicismos, puesto que no los domino, es a saber, que si cambio la disposición de los acentos de un verso, el nuevo verso significa otra cosa y no hace falta mucho para que signifique la contraria." "¿Podría usted explicármelo con un ejemplo?" "A eso iba. Partamos de unas cuantas clases de endecasílabos, los más usuales, cuyas acentuaciones son las siguientes:

oo-oo-o-oo-o
ooo-ooo-o-o
o-ooo-ooo-o

El verso formado por las siguientes sílabas:

las cu la vi te ba fos can mol de ca

puede organizarse de tres maneras:

lasculávi tebáfos can moldeca
lasculavite bafoscánmol deca
lascú lavitebá foscan moldé ca

cada una de las cuales significa una cosa distinta; pero mejor lo verá usted si le recito, de tres maneras de las varias posibles,el cuarteto a que ese verso pertenece, primero de un soneto, y le añado la traducción:

Lasculavi tebafos can moldeca
divilán voricer malagoscía;
arconta latilós debalatía
ormelabán orcalitán zos teca.

Que quiere decir, aproximadamente:

Ha quedado en el aire una luz demorada,
un poco gris y un poco púrpura, siento
que mi voluntad se demore también, aunque
en medio de la niebla.

La segunda manera de leerlo nos da una nueva versión:

Lasculavite bafoscánmol. ¿Deca
diví lanvoriscerma lagos cía,
ar contala tilós deba latía
ormelá banorcán litonzosté ca?

que quiere decir, con la misma aproximación:

No seas cretino. ¿Qué más da que las nubes
sean grises, que el aire sea claro,
que los vencejos atraviesen el cielo,
mientras estés hambriento?

Por fin, el tercer modo de enunciación, que es éste:

Las cú. Lavitebá, Foscan moldé ca.
Divilanvoris cermalagos cía.
Ar conta latilosde balatía
ormela banorcanli tonzosteca.

hace que las mismas sílabas adquieran este significado:

Escúchame. No llores más. Aún queda
una esperanza. No estás tan sola como
crees. Todas las noches pienso en ti
y me entristezco, porque eres bella y yo feo

"De donde se infiere —dijo Barallobre con sorna— que si a cada una de esas versiones aplicamos los métodos tradicionales de interpretación, nos resultan doce modos distintos de entender el mismo soneto." "Eso —Bastida bajó la vista, modestamente—, por lo menos."

La angustia existencial en la novela de los años cuarenta

No quise pensar más en lo que me rodeaba y me metí en la cama. La carta de Ena me había abierto, y esta vez de una manera real, los horizontes de la salvación.
"... Hay un trabajo para ti en el despacho de mi padre, Andrea. Te permitirá vivir independiente y además asistir a las clases de la Universidad. Por el momento vivirás en casa, pero luego podrás escoger a tu gusto tu domicilio, ya no se trata de secuestrarte. Mamá está muy animada preparando tu habitación. Yo no duermo de alegría."
Era una carta larguísima en la que me contaba todas sus preocupaciones y esperanzas. Me decía que Jaime también iba a vivir aquel invierno en Madrid. Que había decidido, al fin, terminar la carrera y que luego se casarían.
No me podía dormir. Encontraba idiota sentir otra vez aquella ansiosa expectación que un año antes, en el pueblo, me hacía saltar de la cama cada media hora, temiendo perder el tren de las seis, y no podía evitarla. No tenía ahora las mismas ilusiones, pero aquella partida me emocionaba como una liberación. El padre de Ena, que había venido a Barcelona por unos días, a la mañana siguiente me vendría a recoger para que le acompañara en su viaje de vuelta a Madrid. Haríamos el viaje en su automóvil.
Estaba ya vestida cuando el chófer llamó discretamente a la puerta. La casa entera parecía silenciosa y dormida bajo la luz grisácea que entraba por los balcones. No me atreví a asomarme al cuarto de la abuela. No quería despertarla.
Bajé las escaleras despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza, el anhelo de vida con que las había subido por primera vez. Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor. De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así lo creía yo entonces.
De pie, al lado del largo automóvil negro, me esperaba el padre de Ena. Me tendió las manos en una bienvenida cordial. Se volvió al chófer para recomendarle no sé qué encargos. Luego me dijo:
- Comeremos en Zaragoza, pero antes tendremos un buen desayuno - se sonrió ampliamente-; le gustará el viaje, Andrea. Ya verá usted...
El aire de la mañana estimulaba. El suelo aparecía mojado con el rocío de la noche.
Antes de entrar en el auto alcé los ojos hacia la casa donde había vivido un año. Los primeros rayos del sol chocaban contra sus ventanas. Unos momentos después, la calle de Aribau y Barcelona entera quedaban detrás de mí.
Carmen Laforet, Nada (1945)

Camilo J. Cela "La Colmena" (1951)


AÑOS CINCUENTA: LA NOVELA SOCIAL
En la acera de enfrente, un niño se desgañitaba a la puerta de una taberna:
Esgraciaíto aquel que come / el pan por manita ajena;siempre mirando a la cara, / si la ponen mala o buena.
De la taberna le tiran un par de perras y tres o cuatro aceitunas que el niño recoge del suelo, muy de prisa. El niño es vivaracho como un insecto, morenillo, canijo. Va descalzo y con el pecho al aire, y representa tener unos seis años
Al niño que cantaba flamenco le arreó una coz una golfa borracha. El único comentario fue un comentario puritano:
—¡Caray, con las horas de estar bebida! ¿Qué dejará para luego?
El niño no tiene cara de persona, tiene cara de animal doméstico, de sucia bestia, de pervertida bestia de corral. Son pocos sus años para que el dolor haya marcado aún el navajazo del cinismo —o de la resignación— en su cara, y su cara tiene una bella e ingenua expresión estúpida, una expresión de no entender nada de lo que pasa. Todo lo que pasa es un milagro para el gitanillo, que nació de milagro, que come de milagro, que vive de milagro y que tiene fuerzas para cantar de puro milagro.

Ejemplo de novela de los 60 "Tiempo de Silencio"

AÑOS SESENTA: LA EXPERIMENTACIÓN

"De este modo podremos llegar a comprender que un hombre es la imagen de una ciudad y una ciudad las vísceras puestas al revés de un hombre, que un hombre encuentra en su ciudad no sólo su determinación como persona y su razón de ser, sino también los impedimentos múltiples y los obstáculos invencibles que le impiden llegar a ser, que un hombre y una ciudad tienen relaciones que no se explican por las personas a las que el hombre ama, ni por las personas a las que el hombre hace sufrir, ni por las personas a las que el hombre explota ajetreadas a su alrededor introduciéndole pedazos de alimento en la boca, extendiéndole pedazos de tela sobre el cuerpo, depositándole artefactos de cuero en torno de sus pies, deslizándole caricias profesionales por la piel, mezclando ante su vista refinadas bebidas tras la barra luciente de un mostrador. Podremos comprender también que la ciudad piensa con su cerebro de mil cabezas repartidas en mil cuerpos aunque unidas por una misma voluntad de poder merced al cual los vendedores de petardos de grifa, los hampones de las puertas traseras de los conventos, los aprovechadores del puterío generoso, los empresarios de tiovivos sin motor eléctrico, los novilleros que se contratan solemnemente para las capeas de los pueblos del desierto circundante, los guardacoches, los recogepelotas de los clubs y los infinitos limpiabotas quedan incluidos en una esfera radiante, no lecorbusiera, sino radiante por sí misma, sin necesidad de esfuerzos de orden arquitectónico, radiante por el fulgor del sol y por el resplandor del orden tan graciosa y armónicamente mantenido que el número de delincuentes comunes desciende continuamente en su porcento anual según las más fidedignas estadísticas, que el hombre nunca está perdido porque para eso está la ciudad (para que el hombre no esté nunca perdido), que el hombre puede sufrir o morir pero no perderse en esta ciudad, cada uno de cuyos rincones es un recogeperdidos perfeccionado, donde el hombre no puede perderse aunque lo quiera porque mil, diez mil, cien mil pares de ojos lo clasifican y disponen, lo reconocen y abrazan, lo identifican y salvan, le permiten encontrarse cuando más perdido se creía en su lugar natural: en la cárcel, en el orfelinato, en la comisaría, en el manicomio, en el quirófano de urgencia, que el hombre —aquí— ya no es de pueblo, que ya no pareces de pueblo, hombre, que cualquiera diría que eres de pueblo y que más valía que nunca hubieras venido del pueblo porque eres como de pueblo, hombre".



Del libro de Martín Dos Santos, Tiempo de silencio (1962)

miércoles, 28 de noviembre de 2018

LA NARRATIVA DESDE 1940 HASTA LOS AÑOS 70


LA NARRATIVA DESDE 1940 HASTA LOS AÑOS 70

  • La guerra civil supuso un corte en la evolución literaria española por:
  1. La muerte de algunos.
  2. El exilio
  3. Las circunstancias políticas y la censura.


  1. AÑOS CUARENTA

  1. Novela Falangista: defensora de los valores tradicionales. Sin interés.
  2. Novela PSICOLÓGICA: analiza el carácter de los personajes.
  3. Novela SIMBÓLICA: con personajes que plasman ideas.
  4. Novela de HUMOR: Wenceslao Fernández Flores (El bosque animado)
En esta época algunos autores ven marcada su obra por el exilio: Ramón J. Sénder (Crónica del Alba) y escriben novelas sobre las consecuencias de la guerra (Réquiem por un campesino español)

OBRAS SOBRE LA ANGUSTIA EXISTENCIAL: No hay denuncia clara (por la censura). Se utilizan la primera persona y el monólogo. “La familia de Pascual Duarte” (Camilo J. Cela) donde se inicia el tremendismo (escenas sórdidas y truculentas). Carmen Laforet escribe “Nada” sobre el choque entre la ilusión juvenil y la hipocresía de la época. Miguel Delibes escribe “La sombra del ciprés es alargada” (las ilusiones infantiles y el miedo a la muerte)

  1. AÑOS CINCUENTA
  1. NOVELA SOCIAL (La influyen el neorrealismo italiano, el noiveau francés y la propia dictadura). La novela denuncia la sociedad española del momento al presentar las situaciones de miseria.
Presenta dos tendencias:
  1. OBJETIVISMO: La crítica es IMPLÍCITA.
  2. REALISMO CRÍTICO: crítica EXPLÍCITA.
En estas novelas se da el personaje colectivo, el lenguaje es claro y sencillo. Se utiliza el diálogo en estilo directo, vocabulario coloquial y vulgar. Narrador en tercera persona omnisciente. Narración lineal y presenta situaciones cotidianas.
La Colmena” (Cela) inicia la NOVELA SOCIAL. Presenta La Colmena a la clase media española sumida en la penuria económica. Rafael Sánchez Ferlosio escribe “El Jarama”. Juan García Hortelano, “Nuevas Amistades”; Ignacio Alcodea, “Con el viento solano”; Carmen Martín Gaite presenta en "Entre visillos” la frustración ante la vida provinciana.
Otros autores son Juan Goytisolo (“Juegos de manos”), Luis Goytisolo (“Las afueras”) y Juan Marsé (“Encerrados con un solo juguete”). Camilo J. Cela escribe “San Camilo” (utiliza el monólogo interior) y “Oficio de Tinieblas”, donde abundan las reflexiones de carácter surrealista, sin utilizar los signos de puntuación; obras cada vez más innovadoras.
Miguel Delibes critica la deshumanización y el consumismo en “El Camino”. Escribe novelas de temática campesina (“Diario de un cazador” y “Las Ratas”), de temas urbanos (“La hoja roja” y “Los Santos Inocentes”). Su obra más famosa es “Cinco horas con Mario”, donde se utiliza el monólogo interior en segunda persona del singular y se mezclan la repetición caótica de los temas.
  1. AÑOS SESENTA
El Realismo social se va agotando. La novela se encamina hacia la experimentación. Influyen Kafka, Joyce y el boom de la novela hispanoamericana (García Márquez, Cortázar)
La nueva novela presenta una estructura fragmentaria que requiere de la intervención del lector. La historia no es lineal (hay saltos hacia adelante y hacia atrás), pluralidad de enfoques narrativos, mezcla de géneros: narración, digresión, diálogo teatral, anuncios publicitarios, lenguaje administrativo...; innovaciones ortográfivas y tipográficas.
Luis Martín Santos escribe “Tiempo de Silencio” donde critica la miseria moral de una sociedad anestesiada. Usa técnicas innovadoras (monólogo interior), uso paródico del lenguaje que presenta contraste entre el tono elevado del mismo y la realidad miserable y vulgar que se presentan en la novela.
Juan Goytisolo escribe “Señas de identidad”.
Juan Marsé publica “Últimas tardes con Teresa” donde presenta los barrios marginales de Barcelona. En “Si te dicen que caí” aparece la sociedad sórdida e injusta de la posguerra.
Juan Benet escribe “Volverás a Región”, símbolo de una España degradada. Usa un lenguaje complejo: digresiones, monólogos...
Luis Goytisolo en “Antagonia” mezcla autobiografismo y referencias culturales y literarias.
Gonzalo Torrente Ballester escribe “La saga/fuga de JB” y en ella utiliza todas las técnicas de la nueva narrativa para criticar el exceso de experimentación.




EL TEATRO. EL GÉNERO DRAMÁTICO

TEATRO de pamelaramosgarcia