martes, 25 de febrero de 2020

EL VERBO

SUJETO Y PREDICADO

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ACTO IX LA CELESTINA (BANQUETE EN CASA DE CELESTINA)

Acto IX 

(Celestina, los dos criados y sus respectivas amantes celebran una comida para festejar su éxito y su alianza. En un momento dado, surge una disputa al alabar Sempronio la belleza de Melibea)

ELICIA.- ¡Apártateme allá, desabrido, enojoso! ¡Mal provecho te haga lo que comes!, tal comida me has dado. Por mi alma, revesar cuanto tengo en el cuerpo de asco de oírte llamar aquella gentil. ¡Mirad quién gentil! ¡Jesús, Jesús!, ¡y qué hastío y enojo es ver tu poca vergüenza! ¿A quién, gentil? ¡Mal me haga Dios, si ella lo es ni tiene parte de ello, sino que hay ojos que de legañas se agradan! Santiguarme quiero de tu necedad y poco conocimiento. ¡Oh quién estuviese de gana para disputar contigo su hermosura y gentileza! ¿Gentil es Melibea? Entonces lo es, entonces acertarán cuando andan a pares los diez mandamientos

 AREÚSA.- Pues no la has tú visto como yo, hermana mía. Dios me lo demande, si en ayunas la topases, si aquel día pudieses comer de asco. Todo el año se está encerrada con mudas de mil suciedades. Aquella hermosura por una moneda se compra de la tienda. Por cierto, que conozco yo en la calle donde ella vive cuatro doncellas en quien Dios más repartió su gracia que no en Melibea. Que si algo tiene de hermosura es por buenos atavíos que trae. Ponedlos a un palo, también diréis que es gentil. Por mi vida, que no lo digo por alabarme; mas creo que soy tan hermosa como vuestra Melibea. 

SEMPRONIO.- Hermana, paréceme aquí que cada buhonero alaba sus agujas, que el contrario de eso se suena por la ciudad. Por una vez que haya de salir donde pueda ser vista, enviste su cara con hiel y miel, con unas tostadas y higos pasados y con otras cosas que por reverencia de la mesa dejo de decir. Las riquezas las hacen a estas hermosas y ser alabadas, que no las gracias de su cuerpo. Que así goce de mí, unas tetas tiene, para ser doncella, como si tres veces hubiese parido: no parecen sino dos grandes calabazas. El vientre no se le he visto; pero, juzgando por lo otro, creo que le tiene tan flojo como vieja de cincuenta años. No sé qué ha visto Calisto, porque deja de amar otras que más ligeramente podría haber y con quien más él holgase, sino que el gusto dañado muchas veces juzga por dulce lo amargo. 

AREÚSA.- Ninguna cosa es más lejos de verdad que la vulgar opinión. Nunca alegre vivirás, si por voluntad de muchos te riges. Porque estas son conclusiones verdaderas, que cualquier cosa que el vulgo piensa es vanidad; lo que habla, falsedad; lo que reprueba es bondad; lo que aprueba, maldad. Y pues este es su más cierto uso y costumbre, no juzgues la bondad y hermosura de Melibea por eso ser la que afirmas. 

SEMPRONIO.- Señora, el vulgo parlero no perdona las tachas de sus señores y así yo creo que, si alguna tuviese Melibea, ya sería descubierta de los que con ella más que con nosotros tratan. Y aunque lo que dices concediese, Calisto es caballero, Melibea hijadalgo.

 AREÚSA.- Ruin sea quien por ruin se tiene. Las obras hacen linaje, que al fin todos somos hijos de Adán y Eva. Procure de ser cada uno bueno por sí y no vaya buscar en la nobleza de sus pasados la virtud, así que los nacidos por linaje escogido búscanse unos a otros. Por ende no es de maravillar que ame antes a ésta que a otra. 

CELESTINA.- Hijos, por mi vida que cesen esas razones de enojo. Y tú, Elicia, que te tornes a la mesa y dejes esos enojos.

EL TEATRO. EL GÉNERO DRAMÁTICO

TEATRO de pamelaramosgarcia