lunes, 22 de abril de 2019

"EL POEMA", DE TODO MÁS CLARO DE PEDRO SALINAS

Pedro Salinas

El poema, de Todo más claro

"Y ahora, aquí está frente a mí.
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno
ya son nada, se olvidaron.
Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos , los del principio,
de este final asombrados.
¡Tan claros que se veían,
y aún se podía aclararlos!
Están mejor; una luz
que el sol no sabe, unos rayos
los iluminan, sin noche,
para siempre revelados.
Las claridades de ahora
lucen más que las de mayo.
Si allí estaban, ahora aquí;
a más transparencia alzados.
¡Qué naturales parecen,
qué sencillo el gran milagro!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro. "

COMENTARIO DE TEXTO DE PEDRO SALINAS

Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,

Rojos. Fue un beso tan corto
Que duró más que un relámpago,
Que un milagro, más.
El tiempo,
Después de dártelo
No lo quise para nada
Ya, para nada
Lo había querido antes.
Se empezó en él, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
Estoy solo con mis labios.
Los pongo
No en tu boca, no, ya no
-¿A dónde se me ha escapado?-
Los pongo
En el beso que te di
Ayer, en las bocas juntas
Del beso que se besaron.
Y dura este beso más
Que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
Ni una boca lo que beso,
Que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
COMENTARIO DE "AYER TE BESÉ EN LOS LABIOS"  (DENISE CAMPAGNA 5H)
TEMA :
El poema se centra en la transición del amor físico al amor espiritual a través del recuerdo permanente de un beso.
ESTRUCTURA :
La estructura externa del poema está caracterizada por versos libres, irregulares y sin rima. Además el ritmo viene dado por las repeticiones de ciertas palabras. La estructura interna se encuentra dividida en dos partes. La primera parte pertenece al pasado inmediato ( Ayer te besé ) mientras que la segunda al presente ( Hoy estoy besando un beso ). Además estas dos secciones se encuentran estructuradas a su vez de una forma paralela : el acto, vv.1-2 y vv.12-19 ; la comparación, vv.3-5 y vv.21-22, y en la primera parte hallamos el tránsito hasta el hoy ( vv.6-11 ) mientras que en la segunda la conclusión, es decir, el recuerdo del beso sigue siendo aún pasado pero continúa en el presente y se extiende al futuro ( vv.23-27 ).
ARGUMENTO :
El poeta habla del beso que dio a su amada, un beso breve pero tan intenso que el tiempo anterior y posterior no tiene importancia. Al día siguiente recuerda ese beso y lo transforma en algo trascendente, que va más allá ( más lejos ) de lo  físico y corporal. El instante mágico del beso trasciende el tiempo material y puede entrar en una dimensión atemporal y eterna.
COMENTARIO :
“ Ayer te besé en los labios “ pertenece a “ Las voz a ti debida “ ( 1933 ), obra que junto a “ Razón de amor “ y “ Largo Lamento “, constituye una trilogía poética dedicada a Katherine R. Whitmore, el gran amor del poeta.
El texto constituye un perfecto representante de la poesía amorosa de Salinas, compuesta como un permanente diálogo entre la amada ( tú ) y el poeta ( yo ). De hecho, la estructura de la composición se desarrolla a través de un eje temporal compuesto por el pasado, el presente y el futuro, un espacio, representado por los labios, y el “ tú-yo “ que al final se une encarnando la síntesis del ayer y el hoy, de lo carnal con el ideal.
Esta síntesis total de los amantes es lo más importante de la composición que está caracterizada por la densidad conceptual y por la importancia de los contenidos. Este es el motivo por el que en este poema se ve con claridad la sencillez estílistica. Apenas se pueden hallar recursos retóricos mientras que a través de un ritmo abrupto y repeticiones de diverso tipo, Salinas pone de relieve ciertos contenidos : “ Ayer te besé en los labios … “ ( vv.1-2 ) , “ no lo quise para nada ya, para nada lo había querido antes “ ( vv.8-9 ), “ no en tu boca, no, ya no “ ( v.16 ).
Por lo concierne a los recursos de carácter conceptual encontramos paradojas, antítesis y juegos a partir de ideas en apariencia incompatibles : “ Fue un beso tan corto que duró más que un relámpago “ ( vv.4-5 ) , “Se empezó, se acabó en el “ ( vv.11-12 ), “ Hoy estoy besando un beso “ ( v.13 ), “ […] en las bocas juntas del beso que se besaron “ ( vv.20-21 ). Todas estas paradojas desembocan en la paradoja final : “ Te estoy besando más lejos “ ( v.28 ).
 El poeta ha optado por esta tipología de recurso porque expresa su pasión amorosa de una manera reflexiva y conceptual, e incluso la entera composición es paradójica : el contenido denso, como los labios rojos de la amada, y complejo se expresa con un estilo sencillo y un lenguaje directo, casi coloquial. De hecho el vocabulario es simple, con predominio de sustantivos y verbos, y los demás recursos literarios son muy sencillos : dos símiles en los vv.3-4 y 22-23, una pregunta retórica ( v.17 ), dos derivaciones  ( v.21 y v.13 ), la sinécdoque en los vv.24-25 y la personificación en el v.26 . Además hay muchos paralelismos.
Vemos cómo al poeta no le interesa la apariencia, la superficie de la realidad sino lo que se esconde más allá. Esta dimensión ideal se percibe gracias a un ritmo que el poeta rompe con las pausas internas, los encabalgamientos abruptos ( vv.1-2 ) y versos de tres sílabas ( v.6 ; v.15 ) y hasta de una sola ( v.27 ). En resumidas cuentas, estamos muy cerca del verso libre : el poeta renuncia a las normas de versificación tradicional y busca un ritmo más libre que realce el contenido destacando la idea fundamental del poema : el amor físico es satisfactorio y fuente de felicidad, pero al mismo tiempo no se agota en sí mismo, ya que es el medio, el camino para sublimar lo material y alcanzar una dimensión trascendente y espiritual que permanezca para siempre.

COMENTARIO DE TEXTO "TIERRA NATIVA" DE LUIS CERNUDA

COMENTARIO DE UN POEMA DE LUIS CERNUDA


TIERRA NATIVA, Luis Cernuda: Como quien espera el alba (1941-1944)
Es la luz misma, la que abrió mis ojos
Toda ligera y tibia como un sueño,
Sosegada en colores delicados
Sobre las formas puras de las cosas.
 
El encanto de aquella tierra llana,
Extendida como una mano abierta,
Adonde el limonero encima de la fuente
Suspendía su fruto entre el ramaje.
 
El muro viejo en cuya barda abría
A la tarde su flor la enredadera,
Y al cual la golondrina en el verano
Tornaba siempre hacia su antiguo nido.
El susurro del agua alimentando,
Con su música insomne el silencio,
Los sueños que la vida aún no corrompe,
El futuro que espera como página blanca.
 
Todo vuelve otra vez vivo a la mente,
Irreparable ya con el andar del tiempo,
Y su recuerdo ahora me traspasa
El pecho tal puñal fino y seguro.
 
Raíz del tronco verde, ¿quién la arranca?
Aquel amor primero, ¿quién lo vence?
Tu sueño y tu recuerdo, ¿quién lo olvida,
 
 
RESUMEN
Es un poema de Luis Cernuda, poeta de la Generación del 27, donde el autor describe cómo la luz le despierta del sueño por el que se imaginaba estar nuevamente en su “tierra nativa”. En este sueño el poeta revive un paisaje del que forman parte una llanura con un limonero, una fuente, un viejo muro donde se abría una enredadera y, finalmente, una golondrina que en verano  tornaba hacia su nido. Luis Cernuda, por último, después de lamentarse del dolor emocional que le causa la acción de recordar el pasado, su juventud en tierras de España, se dirige a la “tierra nativa” para decirle que cuanto más lejos esté de ella más la tendrá presente en su alma.
TEMA
El tema principal de este poema es la nostalgia del tiempo pasado, del paisaje de la juventud y la añoranza de España. Este tema es planteado como un sentimiento doloroso del que nunca podrá liberarse el poeta.
COMENTARIO DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS
Este poema se compone de 24 versos, agrupados en seis estrofas de cuatro versos (sin rima y en su mayoría endecasílabos, pues hay dos versos alejandrinos o de 14 sílabas). Por otra parte, el poeta expresar el tema de este poema a través de la siguiente organización de las ideas:
# Primera parte, que corresponde a la primera estrofa del poema, El poeta describe cómo es la luz que le ha abierto los ojos, despertándole de su sueño.
# Segunda parte (estrofas 2, 3 y 4) donde Luis Cernuda describe en qué ha consistido su sueño: el paisaje español de su juventud: la llanura, la fuente, el limonero…
# Tercera parte (estrofas 5 y 6): El poeta reflexiona amargamente sobre el dolor que le ocasiona soñar y recordar su pasado y su “tierra nativa”; pero, sobre todo, deja constancia de su imposibilidad de evitar soñar y  recordar su pasado, su juventud, su primer amor, su tierra española.
 
COMENTARIO CRÍTICO (esbozo)
Luis Cernuda es uno de los grandes poetas de la Generación del 27, aunque sean Federico García Lorca y Rafael Alberti los más recordados y famosos entre la gente. El poeta, al igual que tantos miles de españoles , tuvo que abandonar la patria y emprender el camino del exilio a consecuencia de los desastres de la guerra civil y la terrible dictadura franquista que la sucedió.  En efecto, la guerra del 36 obligó a Cernuda a exiliarse en Gran Bretaña, primero y Estados Unidos y México, después, donde falleció.
Por esto, la nostalgia y el recuerdo de la tierra perdida es tan importante en la poesía y en las obras literarias y artísticas de los exiliados. Pues no se trata solamente del paisaje, de fuentes, montañas, llanuras o limoneros. También están la experiencia vivida, los amores, la familia, los amigos y tantas cosas que forman la biografía sentimental de una persona. Porque además la condición de exiliado no es como la condición de emigrante. Ambos tienen que marcharse de la patria que les vio nacer y donde se criaron. Pero el exiliado no puede volver hasta que muera el dictador de turno o un estado democrático derribe esa dictadura. En cambio el emigrante es desterrado por razones económicas: para salir de la pobreza se sale a buscar mejor fortuna en otra tierra; y en muchos casos se regresa a la tierra de origen en cuanto se dan las condiciones monetarias para ello.
A partir de aquí se pueden introducir reflexiones sobre cómo se deben sentir por dentro los inmigrantes que se trasladan a otro país, otras razas, culturas, religiones, costumbres… y cómo deben de sentir nostalgia y tristeza cuando recuerdan la tierra de la que proceden.
Por otra parte, el poeta en su evocación del paisaje, de la memoria de la juventud, del pasado que se va irreparablemente recuerda los versos de Antonio Machado, el gran cantor del paisaje y las tierras bañadas por el río Duero.

COMENTARIO DE TEXTO "EL CONTEMPLADO" DE PEDRO SALINAS

De mirarte tanto y tanto,
de horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre; los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de lo tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron,
el contemplado, el constante
Contemplado!


El poeta mire un paisaje desde un alto, al infinito, al horizonte, desde el monte hasta la playa. Mira cada punto de la estampa, cada palmo de terreno, cada cambio de luz, todo lo que tiene frente a sus ojos. Ha visto su luz de día y de noche y la belleza del mismo hace que nazca de su interior un nombre, el que da título al poema.
Ese nombre refleja la belleza de lo que ve y lo que siente al hacerlo. Para el poeta, el nombre es la representación de lo atónito que se siente, de la belleza de la contemplación de lo que tiene uno delante. Para el poeta es un estremecimiento físico y emocional cuando se da cuenta de lo importante que es aquel lugar, de lo que le hace sentir y del nombre que ha surgido para recordarlo siempre.
Estamos ante un poema en el que no sólo se describen las emociones de un poeta ante la visión de un paisaje maravilloso. Estamos en un lugar que recoge toda la belleza que puede inspirar a muchas personas para que, con el tiempo, ese punto sea reconocido y reconocible por todos a través de un hombre. Éste no se ha dado porque alguien lo hubiera decidido sin más, sino que las propias características del lugar son las que hacen que el nombre surja por sí mismo.
Es obvio que hay una emoción exagerada en el poeta por todo lo que ve, por todo lo que siente. Es bueno poder releer como el poeta sabido plasmar todas esas emociones encontradas en unos versos que lo positivo que tienen es que no se alargan demasiado. Es decir, el poeta busca plasmar un hecho sensible en unos versos y, en vez de alargarse en la versificación como podrían haber hecho otros, busca el concentrar toda esa expresividad en pocos versos.
Sin embargo, aunque el poema no es extenso, captamos perfectamente la sensibilidad del poeta, sentimos como propia toda esa belleza que nos muestra y, hasta cierto punto, podemos mirar a través de los ojos del poeta como si de una cámara de video se tratara, captando e imaginando como puede ser ese lugar.

COMENTARIO DE TEXTO DE PEDRO SALINAS

    Para vivir no quiero
                  islas, palacios, torres.
                  ¡Qué alegría más alta:
                  vivir en los pronombres!
                  Quítate ya los trajes,
                  las señas, los retratos;
                  yo no te quiero así,
                  disfrazada de otra,
                  hija siempre de algo.
                  Te quiero pura, libre,
                  irreductible: tú.
                  Sé que cuando te llame
                  entre todas las gentes
                  del mundo,
                  sólo tú serás tú.
                  Y cuando me preguntes
                  quién es el que te llama,
                  el que te quiere suya,
                  enterraré los nombres,
                  los rótulos, la historia.
                  Iré rompiendo todo
                  lo que encima me echaron
                  desde antes de nacer.
                  Y vuelto ya al anónimo
                  eterno del desnudo,
                  de la piedra, del mundo,
                  te diré:
                  “Yo te quiero, soy yo”.
                  Pedro Salinas, La voz a ti debida, 1933.
(Localización)
El poema es uno de los más conocidos de Pedro Salinas que  apareció publicado en su libro La voz a ti debida. Se trata de un libro de poesía de vanguardia de la segunda etapa del poeta, en la que alcanza su madurez lírica marcada por este poemario y Razón de Amor (1936). En ambos libros, el amor es el tema central de la mayoría de las composiciones, pero la mujer a la que van destinados los versos es una pura idealización, es una y todas las mujeres a la vez. El estilo y el lenguaje, como decimos, lo sitúan en el ámbito de la poesía pura de las vanguardias del primer tercio de siglo XX. 
(Tema)
El amor que une a dos amantes en lo que tienen de únicos, auténticos y especiales, por debajo de lo superficial e innecesario.
(Estructura)
La métrica es sencilla, sigue una regularidad en la medida del verso, pero no en la rima. El poema está formado por versos heptasílabos que no se agrupan en estrofas y que tampoco tienen rima. Junto a estos hay dos versos muy cortos: el verso número 14 que es trisílabo y el verso número 27, tetrasílabo. No es un capricho, ambos están colocados en puntos claves del poema para introducir contenidos importantes.
En cuanto al contenido se distribuye en tres partes claramente:
  • Los primeros 4 versos sirven como introducción. En ellos se concentra el tema central de toda la composición
  • Del verso 5 al 15 están dirigidos al “tú”, la amada, a quien pide se despoje de todo, se convierta en esencia
  • Y del 16 hasta el final, se repite el proceso, pero en este  caso con el “yo”, el poeta-amante.
(Comentario)
Los primeros cuatro versos, como decíamos, introducen el tema principal. Los dos primeros niegan de manera rotunda la necesidad de cosas materiales para vivir y por tanto ser feliz (“islas, palacios, torres”). Por contraste,  los dos siguientes proclaman lo único que realmente es necesario para vivir: “no hay alegría más alta/ que vivir en los pronombres”.  Los versos van entre signos de exclamación para expresar de un modo exaltado su verdad. Por otra parte, lo de “vivir en los pronombres” provoca extrañeza, curiosidad en el lector y resulta un poco como un juego, ¿los pronombres? que raro, pensamos.  Luego, después de leer el poema, veremos que se refiere a “tú” y “yo”, a las dos personas que se aman.
La siguiente parte del poema (versos 5-15) continúa con una petición: “quítate ya los trajes, las señas, los retratos“.  Es decir, despréndete de todo lo innecesario, pero que es inherente a la persona, como son las convenciones sociales, la personalidad o la imagen personal. Debe hacerse porque como se afirma en los versos 7-9 “yo no te quiero así” “hija siempre de algo” que aluden, de nuevo, a las circunstancias externas, la posición social, las costumbres o las modas. Al igual que sucedía en los versos de la introducción, primero se niega lo que provoca rechazo para a continuación afirmar lo que se desea: “Te quiero pura, libre, / irreductible: tú“. Los tres adjetivos que siguen al verbo querer son la clave de lo que busca el poeta. La quiere  “pura”, no contaminada por los convencionalismos sociales, la acción del tiempo y la historia, también; “libre” es decir, dueña de sí misma y , por último, la quiere “irreductible”: en el doble significado de no poder reducirse más, de ser pura esencia y, a la vez, que resiste, que no se deja reducir o vencer por los demás. Estos tres adjetivos desembocan, como resumen, en el pronombre: “tú”. El pronombre representa, para el poeta, lo que una persona tiene de única e irreemplazable.
Una vez identificado el objeto de deseo que es esa mujer única y pura, el poeta va a su encuentro y desea que responda a su llamada, versos 12-15: “Sé que cuando te llame / entre todas las gentes / del mundo…”. El verso tetrasílabo, “del mundo”,  es el puente  que conduce al resultado final del proceso: “sólo tú serás tú“.
La última parte desarrolla un proceso equivalente al de  la parte anterior, pero ahora es la promesa de liberación y purificación del yo.
Cuando se produzca el encuentro de los amantes (” Y cuando me preguntes/ quién es el que te llama, / el que te quiere suya“), el poeta se habrá despojado de todos los problemas rutinarios, complejos, apariencias…: “los nombres, / los rótulos, la historia“; los condicionamientos familiares y sociales: “lo que encima me echaron / desde antes de nacer“, para poder encontrarse con ella también puro e irreductible: “Y vuelto ya al anónimo / eterno del desnudo…”.
De nuevo, como en los versos finales de la parte anterior, un verso corto seguido de una pausa destaca el último verso del poema que es análogo al de “Sólo tú serás tú” y es también la conclusión del proceso de transformación del poeta: “Yo te quiero, soy yo”.
Para dar forma al poema, el autor se ha valido de unos cuantos recursos, pocos y básicos, pero que producen el efecto expresivo deseado. Destaca el uso de la enumeración un tanto caótica que está presente en las tres partes del poema: en la introducción con las “islas, palacios, torres”. En la primera parte: “señas, trajes, retratos”; “irreductible, pura, libre”. Y en la parte final: “los nombres, los rótulos, la historia”. Estas enumeraciones transmiten el estado de ánimo exaltado del poeta, a la vez que sirven para resumir magistralmente todo un conjunto mucho más amplio de conceptos que se encierran bajo estas breves notas. 
 (Conclusión)
El poema representa de manera admirable la poesía amorosa de Pedro Salinas: sentimientos sinceros tratados en profundidad, búsqueda de la abstracción a través de las palabras, universalización del amor y de la mujer amada que es a la vez una concreta y todas ellas. Es un buen ejemplo de poema redondo en el sentido de que forma y fondo, continente y contenido se comunican de manera admirable: el tema es el amor puro, idealizado, casi abstracto, y para expresarlo se elige una expresión sencilla, “pura” que se apoya en la abstracción de las palabras.

COMENTARIO DE TEXTO DE JORGE GUILLÉN

COMENTARIO DE TEXTO VICENTE ALEIXANDRE


Comentario de un poema de La destrucción o el amor, de Vicente Aleixandre.



“Unidad en ella”.

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú sangre, esa lava rugiente
que renegando encerrada en bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

  1. Tema.


El tema del poema es la sensación de fundirse con el universo que, al hacer el amor, experimenta el poeta.


  1. Resumen.

Cuando el poeta acaricia el cuerpo de su amada, tiene la impresión de que éste se le escapa y siente que la cara de ella es la imagen del mundo. Queda fascinado por la textura y el color de la piel de la mujer y su boca lo atrae irresistiblemente hacia ella. Entonces quiere perder el sentido de la realidad y que su conciencia quede anulada en la contemplación de ese cuerpo. Finalmente, los besos y las caricias lo llevan a sentir que se une, a través de la mujer, al universo.


  1. Estructura.

En el poema se pueden distinguir tres partes:

-en la primera (versos 1º al 8º) el poeta describe las sensaciones iniciales que lo embargan al contemplar y acariciar el cuerpo de la amada;

-la segunda (versos 9º a 20º) sugiere, por la progresiva vehemencia de la expresión, que el poeta está describiendo las sensaciones que lo invaden al hacer el amor;

-en la tercera (versos 21º al 27º) el poeta parece evocar, en las caricias posteriores al éxtasis erótico, esas sensaciones que ha vivido durante esos momentos: la de ser parte del mundo.

  1. Métrica.


El poema está compuesto por versículos, de arte mayor todos menos el 23º. Se trata de versos de medida irregular y sin rima que, sin embargo, tienen ritmo gracias a recursos de repetición como la anáfora [“Quiero amor (...), quiero morir (...)/quiero (...)”], la reduplicación (“Deja, deja”), el paralelismo (“Cuerpo feliz que fluye entre mis manos/rostro amado donde contemplo el mundo”: la estructura de los dos versos es “sustantivo + adjetivo + relativo + verbo + complemento”), la enumeración (véanse los versos 9º y 10º, en los que el poeta expone las razones por las que muere) o el uso frecuente de estructuras bimembres (“diamante o rubí”, “quema y dora”, “muero y renuncio”, “luz o espada”).



  1. Comentario estilístico.


En la primera parte, los recursos literarios intentan sugerir cómo la excitación del contacto físico, manifestado en las dos referencias a las manos que acarician, estimula los sentidos del poeta hasta que percibe sensaciones intensas, en las que se confunden los múltiples elementos de la realidad. Entre estos recursos, sobresalen:

  • las metáforas que identifican a la amada con las diversas formas de la naturaleza. En la primera estrofa, el cuerpo “fluye”, igual que si fuera un río. Y, para el poeta, el rostro de la amada encierra en sí todo lo que existe (“rostro amado donde contemplo el mundo”), desde el cielo (“donde graciosos pájaros se copian fugitivos”) hasta la tierra (“la región”), en la que la felicidad del éxtasis amoroso, símbolo de la unidad del universo, sumergirá al poeta en esa unidad del mundo, sintiéndose él mismo como parte de todo (“donde nada se olvida”). Si además tenemos en cuenta que, para Aleixandre, la amada es una tierra a la que el amante se une, quizás podríamos pensar que los pájaros que “se copian”, es decir, que se reflejan en otra superficie, son los ojos del poeta reflejados en los de su amada, copiándose allí antes de dirigirse (así interpretaríamos el “volando” del siguiente verso) hacia el cuerpo, “la región donde nada se olvida”. En la segunda estrofa, el cuerpo en su conjunto es ahora “diamante o rubí duro” y “brillo de un sol”. De este modo, el cuerpo va encarnándose progresivamente en las distintas materias que forman el universo: el líquido, el mineral, la luz. Este cambio en que el cuerpo es río, luego mineral cristalino y finalmente luz intensa es una gradación que muestra la progresiva fascinación (o exitación) del poeta ante el cuerpo de la amada: primero, ese cuerpo parece escapársele jugueteando (“feliz”), como si la confusión o el asombro inicial del poeta le impidieran abarcarlo (“fluye entre mis dedos”), después se vuelve materia real que se entrega por completo a su tacto (“rubí duro”) y, por último, se impone con una fuerza insuperable a sus sentidos hata casi anularlos [“brillo (...) que (...) deslumbra”]. La metáfora del “cráter”, referida a la boca de la que ahora surge una “música íntima” y, más adelante, “el caliente aliento” (verso 11º), resulta la culminación de esa gradación, porque representa el deseo de superar las impresiones de la “forma externa” y entrar en ese mundo que la amada le ofrece (en la metonimia de “la llamada de tus dientes”);

  • las metáforas, relacionadas con las anteriores, sobre la huida y el viaje a otro mundo, que presentan el acto amoroso como el paso a una realidad plena, donde todos los elementos del universo se integran: el cuerpo en un principio “fluye”, como si escapara del amante; los “pájaros” del rostro de la amada son “fugitivos” y van “volando”, como el propio poeta entregado a sus sentidos, a ese mundo simbolizado por la amada, “la región donde nada se olvida”;


  • las metáforas alusivas al misterio del instinto, que vuelve irresistible la pasión amorosa y hace presentir que en ella se encuentra la plenitud del mundo: en “me convoca con su música íntima”, “música” parece referirse a la voz, pero “íntima” deja entender que no es una voz percibida por el oído, sino por el espíritu en que se concentran todos los sentidos del cuerpo; igual interpretación cabe hacer de “la llamada de tus dientes”, donde “dientes” puede ser una metonimina por “boca” o simplemente el primer instrumento del placer que aguarda al poeta en la boca de la amada, puesto que después hablará de cómo siente la lengua de ella en su propia carne. Son metáforas sobre la atracción irresistible del cuerpo amado, donde la voluntad busca ser anulada;

  • las personificaciones del cuerpo o de las metáforas referidas a él, que trasladan a lo descrito el sentimiento de gozo del poeta: “cuerpo feliz”, “graciosos pájaros”;


  • la formación de todos los versos mediante oraciones nominales, es decir, sin verbos (salvo los de las subordinadas de relativo): esta estructura se debe a que los primeros ocho versos constituyen una invocación al cuerpo acariciado; pero, además, las oraciones nominales reflejan un estado de ánimo abrumado por la belleza que sus sentidos le transmiten y embargado totalmente por esas sensaciones;

  • la gradación, que muestra la progresiva entrega de la voluntad del amante a la amada: los verbos de los dos primeros versos, referidos al tacto y a la vista (“fluye” y “contemplo”), indican un estado de ánimo tranquilo y gozoso, admirado por la belleza femenina; en los versos 5º y 6º, la fluidez del cuerpo se transforma en resistencia mineral y la contemplación del rostro en deslumbramiento, para señalar que los sentidos del tacto y la mirada provocan que el deseo domine por completo las facultades del amante; las imágenes de la “música íntima” y de la “llamada de tus dientes” revelan que esa preponderancia de los sentidos ha aniquilado la voluntad del poeta y se deja conducir adonde ellos lo empujan, es decir, a la unión con la amada;

  • el asíndeton, empleado en los ocho versos, y la enumeración de las metáforas en los versos 5º al 6º intentan reflejar, de modo parecido a como lo hacen las oraciones nominales, la viva sucesión de esas impresiones que asaltan al amante;


  • el mismo fin pretende el hipérbaton del verso 6º: “entre mis manos deslumbra”;

  • el paralelismo de los dos primeros versos (analizado en el apartado de métrica), de las oraciones de relativo con “donde” y de los versos 1º, 6º y 7º (estructurados con un sustantivo a principio de verso más una oración de relativo a continuación), establece el vínculo que hay entre la amada (“cuerpo”, “rostro”, “región”, “brillo de un sol”, “cráter”) y las sensaciones experimentadas por el amante (“que fluye entre mis manos”, “donde contemplo el mundo”, “donde nada se olvida”, “que entre mis manos deslumbra”, “que me convoca con su música íntima”);

  • la aliteración, recurso ideal para transmitir la intensidad sensual de las caricias: la repetición de f y l en el primer verso ( “Cuerpo feliz que fluye”) sugiere la suavidad con que las manos se deslizan por la piel; la de t y r en el verso 5º, subraya el gozo ante la materialidad de la carne (“tu forma externa, diamante o rubí duro”);


  • el pleonasmo de “rubí duro”, que, al realzar una cualidad implícita en el rubí, intenta expresar el grado extremo de sensibilidad que el placer desarrolla en los sentidos.


En la segunda parte, el apasionamiento de la primera parte se transforma en ansia vehemente de ser parte de la amada y la realización de ese deseo: es la descripción del espíritu del amante al hacer el amor. El poeta se sigue sirviendo de la metáfora, pero ahora hay un apreciable cambio en el empleo de recursos, pues se prefiere algunos de carácter más enfático, como la anáfora, la repetición, la derivación, la reiteración, etc., más apropiados para expresar la violencia con que el poeta vive esos instantes. Analicemos algunos de esos recursos:

  • la gradación que, en ese anhelo de unirse a la amada, muestra el crecimiento progresivo del arrebato del poeta hasta alcanzar el éxtasis del placer: primero (versos 9º-12º), las acciones del poeta, que describen el movimiento de aproximación a la amada (“me arrojo” y “si me acerco”), y las referencias al “aire de fuera” y al “caliente aliento” indican que existe todavía una distancia entre los amantes; a continuación (versos 13º a 16º), la súplica a la amada (“deja, deja que mire”), la alusión a la sangre (“tu purpúrea vida”) y al “clamor de tus entrañas” y, sobre todo, la invasión del cuerpo del amante por el calor del cuerpo amado (“enrojecido el rostro por tu purpúrea vida”) significan que los amantes ya están piel contra piel y que se aproxima el clímax del amor (“renuncio a vivir para siempre”); finalmente (versos 17 º-20º), las sucesivas hipérboles (“quiero morir del todo,/ quiero ser tú, tu sangre”), la percepción más viva del calor de la sangre (“esa lava rugiente”) y de su fluir (“regando bellos miembros extremos”) y la imagen del verso 20º (“siente así los hermosos límites de la vida”), que descubre una exacerbación absoluta de los sentidos, revelan que el amante alcanza la plenitud placer amoroso;

  • la sinestesia, que con la confusión de sensaciones refleja la excitación de los sentidos del poeta: en “mire el hondo clamor” se mezclan la vista y el sonido; en “lava rugiente”, el tacto (el calor de la lava) y el oído;

  • las metáforas referidas al calor y al color rojo, que son alusiones a la sangre, esencia de la vida y símbolo del anhelo de unión con la amada: “quiero vivir en el fuego”, “el caliente aliento”, “teñido del amor”, “enrojecido el rostro por tu purpúrea vida”, “esa lava rugiente”.;

  • las figuras de repetición, cuyo significado ya hemos explicado: la derivación (“muero ... morir”), el paralelismo (“porque me arrojo, porque quiero morir/porque quiero vivir en el fuego”), la reiteración (“deja, deja que...”), la anáfora (con “deja” comienzan los versos 13º y 15º);

  • el asíndeton, que se da en todos los versos como si el poeta quisiera reflejar el sucesión frenética de las impresiones de la pasión; de ahí que este recurso provoque, junto con la repetición de “quiero”, un ritmo más vehemente en los versos 18º y 19º, cuando la excitación va a llegar al clímax: “quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,/quiero ser tú, tu sangre”;

  • la abundancia de adjetivos y participios, que enfatizan la sensualidad del amor, haciendo referencia en algunos casos a los sentidos de la vista, del tacto y del oído: “el caliente aliento”, “teñido del amor”, “enrojecido el rostro”, “purpúrea vida”, “hondo clamor”, “esa lava rugiente”, “bellos miembros extraños”, “los hermosos límites”;

  • la paradoja, que, igual que la sinestesia, refleja la confusión de múltiples sensaciones y deseos que produce la excitación erótico: “Muero porque (...) quiero morir, porque quiero vivir en el fuego”; “quiero amor o la muerte”;

  • las hipérboles, que manifiestan el ansia de absoluto, de llegar por el placer a diluirse en la amada y, en ella, en el universo: véase el ejemplo citado en la gradación.


En la tercera parte, encontramos el relajamiento que sigue al placer erótico. El verbo en pasado del verso 22º, “voló”, indica que el camino iniciado en la imagen del verso 4º, “volando a la región donde nada se olvida”, ya se ha concluido y ahora, alcanzados los “hermosos límites del mundo”, su recuerdo es una impresión permanente: “nunca podrá destruir la unidad de este mundo”. El adverbio “todavía” revela que las caricias y sensaciones de las que ahora se habla son la pervivencia de ese acto amoroso, pero una pervivencia donde ya no está la pasión anterior: “repasar” el pelo es un gesto que ya no manifiesta deseo alguno. Los recursos más destacados, por tanto, expresan la calma que ahora siente el amante y el gozo por la vivencia de “unidad” con el mundo que ha tenido:

-el símil es el recurso con que comienza esta parte. Es significativo que el símil sustituya a la metáfora, puesto que la comparación supone un mayor distanciamiento que la identificación: la metáfora sustituye a la realidad y es, por tanto, un recurso más intenso; mientras que el símil describe la realidad, de modo que ésta nunca queda oculta tras la imagen. Esta pérdida de intensidad se observa ya en el primer símil, “este beso en tus labios como una lenta espina”: el adjetivo “lenta” unido a un objeto, la espina, que provocaría un dolor fuerte e inmediato, subraya el cambio de sensibilidad en los sentidos, agotados por los “límites” adonde los empujó el placer. La misma anteposición del adjetivo “lenta” refleja esa calma física del nuevo estado del amante. En el siguiente símil, “como un mar que voló hecho un espejo”, la idea del mar, esa realidad inmensa, y su transformación en “espejo”, un espejo donde todo el universo encontraría su reflejo, destacarían la plenitud lograda en el amor: como un mar donde se refleja el mundo, el cuerpo de la amada ha llenado de vida el cuerpo del amante. El verbo “voló” continúa la metáfora del verso 4º sobre el viaje a otra realidad que se realiza al hacer el amor. El símil del verso 23º, “como el brillo de un ala”, presenta una imagen especialmente delicada: el brillo de una ala es algo difícil de captar, un hecho casi imposible que se produce en un instante. Esta delicadeza manifiesta tanto la profundidad de las sensaciones vividas como la pervivencia, una vez culminado el amor, del recuerdo de hasta la más ínfima de esas sensaciones. Esa agudeza extrema de los sentidos, atentos incluso a lo más tierno, se aprecia en el verso siguiente en la percepción del sonido del cabello al ser acariciado: “un repasar de tu crujiente pelo”;

- el predominio del cuerpo y de las metáforas referidas a él es reemplazado aquí por el de las acciones: “este beso”, “un repasar de tu crujiente pelo”, “un crepitar de la luz vengadora”. Tras la exaltación de la carne y cumplido el deseo que ésta ha despertado, la suavidad de los gestos exteriores son el reflejo de la felicidad que siente el amante;

  • las metáforas que identifican con la luz y con la muerte la experiencia de amar: “un crepitar de la luz vengadora,/ luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza”. Las metáforas sobre la luz declaran que el amante ha tenido una experiencia de tipo místico en la que la unión con la amada ha supuesto una revelación de la unidad del mundo, un conocimiento espiritual, instintivo, de esa unidad. Las referencias a la muerte (“vengadora”, “espada mortal”) se refieren a la integración de la conciencia del poeta en esa unidad: a la impresión de haber perdido la conciencia de sí mismo como individuo y haberse sentido parte de ese todo. Sin embargo, el verso 27º (“pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo”) parece indicar que el poeta ve también esa muerte como una imagen de la muerte real que nos aguarda (“espada mortal que sobre mi cuello amenaza”), puesto que la oración adversativa implica la idea de que el poeta sí podrá ser destruido. Si lo interpretamos así, el verso 27º supondría una rebelión contra la muerte del individuo, puesto que expresaría la convicción de que esa muerte es un paso hacia la unión definitiva del individuo con el mundo. El éxtasis amoroso sería un reflejo de la muerte y así se explicaría el “quiero amor o la muerte”.


  1. Comentario crítico.



El poema es un ejemplo de las inquietudes que determinan la poesía surrealista de Vicente Aleixandre. A partir de las obsesiones surrealistas por buscar la expresión del subconsciente en la sexualidad, en la que el hombre libera sus instintos y olvida la represión de las normas sociales, Vicente Aleixandre desarrolla su poesía a partir de dos ideas muy relacionadas entre sí: en el orgasmo, el hombre se diluye en el universo y pasa a formar parte de él; en la muerte, la experiencia definitiva del hombre junto al amor, el hombre se funde para siempre con ese universo presentido en el amor. De ahí, como se aprecia en el poema, pasa a identificar las dos experiencias (“quiero amor o la muerte”), porque en ambas el individuo deja de ser quien cree ser y alcanza lo que sería su identidad primigenia: la de ser materia del cosmos.
Estaríamos frente a una experiencia de tipo místico, pero ligada al placer de la materia. Por este motivo, en el poema se pasa de las metáforas del fuego a las de la luz: la pasión, la entrega absoluta al placer de la carne, conduce a la intuición espiritual de al auténtica realidad del universo. Las imágenes de “los graciosos pájaros fugitivos”, de “la región donde nada se olvida”, del “cráter”, de “la lava rugiente”, del “mar que voló hecho un espejo” o del “brillo de un ala” revelarían cómo, a través de esa intuición, el poeta se confunde con el resto de la materia del cosmos. Se cumpliría, de este modo, la ilusión surrealista de hacer aflorar los intinstos más primitivos del hombre, los menos tamizados por la civilización y la cultura: aquellos que compartiría con el resto de los seres naturales. Y a la vez, destruiría Aleixandre uno de las ideas más combatidas por el surrealismo: la fijación por distinguir entre el cuerpo y el espíritu y el miedo ante la busca de placer a que nos impulsa el primero. Las palabras iniciales, “cuerpo feliz”, simbolizan esa unión de cuerpo y espíritu en el hombre. Las palabras finales representan también la confianza en que será el cuerpo el que haga pervivir el espíritu, al unirse en la muerte, como antes en el amor, con todo lo que también está hecho de materia, porque los vínculos que unen a la materia es lo único verdaderamente eterno para el poeta: “nunca podrá destruir la unidad de este mundo”.

COMENTARIO DE TEXTO DE VICENTE ALEIXANDRE

SE QUERIAN.
 
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, )sangre dónde?
5- Se querían en un lecho navío, mitad noche mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
10- Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
15- entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.
Se querían de día playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
20- cuerpos que se levantan de la tierra flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
25- ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica en ese rostro,
dulce como el eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
30- Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.


 TEMA
El amor pasional entre dos personas.

RESUMEN
El poeta muestra en este poema el amor existente entre dos personas, un sentimiento fuerte, pasional y constante que se refleja en todos los aspectos de la vida y en cualquier momento.

ESTRUCTURA
El texto presenta una estructura externa compuesta por ocho estrofas de cuatro versos cada una, a excepción de la primera y la última de ellas. Respecto a la métrica, utiliza el verso libre.
En cuanto a la estructura interna, el poema podemos dividirlo en tres partes según la organización de sus ideas.
La primera parte corresponde con las cuatro primeras estrofas, y en ella el autor comenta la forma en la que los dos amantes se desean en plena oscuridad, en la noche y cuando la luz comienza a resurgir, el amanecer.
La segunda parte corresponde con la quinta, sexta y séptima estrofa y en ellas se comenta el amor en plena luz, durante el día, y cuando se acerca la oscuridad, el anochecer.
Finalmente nos encontramos con la tercera parte que correspondería con la última estrofa y en ella el autor enumera las sensaciones vividas por el amor pasional de los amantes.

COMENTARIO CRÍTICO

El texto a comentar pertenece al género literario lírico y fue escrito por Vicente Alexandre, un autor español que formó parte de la Generación del 27 y que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1977. El poema conocido como "Se querían" corresponde a su famosa obra "La destrucción o el amor" por la cual ganó el Premio Nacional de Literatura. El autor utiliza diversas formas discursivas, generalmente la descripción y la narración, para comentar las numerosas vivencias que supone el amor pasional entre dos amantes.

El tema de este poema no podemos considerarlo de gran originalidad pero si es de gran interés tanto en aquella época como en la actualidad. Pero especialmente lo que podemos destacar del poema es el tratamiento del tema,  puesto que el poema pertenece a la segunda etapa de la obra de Vicente Alexandre, la etapa surrealista. El surrealismo es una corriente de gran influencia especialmente en la literatura, la cual se caracterizaba por la práctica de la escritura automática, a través de la que los escritores escribían libremente, todo aquello que pasaba por sus mentes. Podemos nombrar también el uso del tópico literario "Locus amoenus", pues el autor utiliza la naturaleza y los elementos presentes en ella para transmitir esas sensaciones amorosas.
En cuanto a su estructura, ésta se compone de ocho estrofas y se caracteriza por el uso del versículo, versos de extensión indefinida y sin rima que se sostienen únicamente por su cohesión interna, de influencia surrealista por lo tanto de gran originalidad. En cuanto a la organización de las ideas, podemos dividir el texto en tres partes claramente diferenciadas.
La primera de ellas está forma por los primeros cuatro párrafos en los que comenta el amor carnal de los amantes en la madrugada y el amanecer. Para ello hace uso de recursos estilísticos, generalmente aparecen las metáforas personales y personificación como "sufrían por la luz, labios azules en la madrugada" y "labios saliendo de la noche dura", que hace referencia al frío amanecer que provocaba ese color morado de labios e incluso sangre tras los apasionados besos de los amantes aunque eso no tenía importancia, lo cual se expresa en "labios partidos, sangre ¿sangre dónde?"; también utiliza otras figuras como el símil "se querían como las flores a las espinas hondas" y en general toda la segunda estrofa es en sí una comparación entre los amantes y los girasoles, pues al igual que las flores giran a medida en que el sol se mueve en busca de su luz, los amantes giran el uno en torno al otro. En la tercera estrofa aparece de nuevo la metáfora "los valles se estiran como lomos..." para explicar el efecto del amanecer sobre los valles que hace parecer que éstos se estiran, y una enumeración de sensaciones en el último párrafo haciendo referencia a la relación amorosa en ese instante. En el cuarto párrafo se refiere de nuevo al frío de la madrugada con el uso de las comparaciones "duras como los cuerpos helados de las horas" y "duras como los besos de diente a diente solo", comparándolo todo a su vez con las duras piedras.
En la segunda parte, el autor muestra el amor durante el día. En la quinta estrofa el autor comenta a través de la personificación "playa que va creciendo" y "ondas que por los pies acarician los muslos" un momento de los amantes en la playa, queriéndose en la arena cuando de repente una ola le alcanza y les moja. En la sexta estrofa, los amantes siguen en la playa y al igual que ha avanzado el día y es mediodía ("mediodía perfecto...") su relación también ha avanzado, como podemos entender en los versos "se querían tan íntimos" e "intimidad extensa", e incluso hacen planes de futuro juntos ("horizontes remotos ligados..."). La estrofa siete hace referencia a la llegada de nuevo de la noche tras un día amándose, más bien el anochecer cuando la luna llena ("luna lúcida, como ese mar redondo que se aplica a ese rostro") comienza a salir y se produce, según el autor, "un eclipse de agua" por los colores anaranjados del mar en el atardecer.
Finalmente se encuentra la tercera parte, que corresponde con la última estrofa en la que el autor realiza una enumeración de todas aquellas sensaciones vividas, de todos los momentos vividos, y de todos los testigos de pasión amorosa de los amantes. Esta enumeración se realiza a través del asíndeton , lo cual supone el aligeramiento del ritmo del poema en esa parte. Podemos destacar también otros recursos literarios utilizados como los símbolos, (el color rojo que simboliza el color del amor), la anáfora de los cinco primeros versos ("se querían..."), la numerosa sustantivación y la adjetivación que le proporciona una mayor fuerza expresiva al poema.

Respecto a otros aspectos como el tono aplicado es más bien serio y vehemente, el registro es formal por el uso de un vocabulario culto, y el estilo del autor es elaborado y repetitivo pues está comentando continuamente el amor de día y de noche, aunque no llega a ser pedante. Y por último, en cuanto al ritmo, podemos considerar que es ágil debido a ala escasez de conjunciones (asíndeton).

A través de todos los recursos anteriormente nombrados, Vicente Alexandre consigue transmitir esas ideas personales y esas sensaciones pasionales y carnales vividas por esos dos amantes, aunque en ningún momento se nombre que él sea uno de ellos. Claramente nos hace ver la belleza y pureza de esa relación gracias a la facilidad que nos proporciona para introducirnos en el poema e imaginarnos cada una de las escenas descritas a través de lo que se conoce como imagen visionaria, lo cual nos produce placer estético.

Vicente Aleixandre es uno de los poetas más personales y sugerentes del siglo XX en España, lo cual es debido a la influencia de la corriente anteriormente nombrada, el surrealismo, que impulsaba a sus seguidores literatos a hacer florecer su subconsciente dejando fluir los pensamientos sin ningún tipo de coacción, a través de la escritura automática.
 Esta libertad a la hora de expresar los sentimientos y emociones es algo que podemos ver claramente reflejado en el poema, tanto en las escenas descritas como en el concepto de amor empleado y facilita la comprensión de lo que pretende transmitirnos el autor gracias a que éste se abre más a sus lectores.
Esta forma de expresión era algo normal en aquel momento.  Sin embargo, la autodeterminación para la exteriorización de nuestras pasiones es un privilegio del que hoy en día carecemos.

Actualmente, el amor continua siendo un sentimiento fanático e irresistible, que puede llegar a nuestras vidas sin avisar, de forma inesperada. Estar enamorado puede ser maravilloso y fascinante. Sentir admiración y afecto por una persona, que ésta sea tan especial en nuestra vida que incluso podríamos considerarla el pilar que la sostiene sin el que todo se derrumbaría. Sabes que estás enamorado cuando a pesar de encontrarte en el momento de tristeza más profunda de tu vida, tener a esa persona a tu lado es como si se introdujera en ese hoyo contigo para protegerte, apoyarte y no dejarte sola, lo cual te proporciona una abismal sensación de satisfacción  y gratitud hacia ella.

Sin embargo, podríamos considerar que el amor tiene una segunda cara. Además de llegar inesperadamente llega sin ningún tipo de prevención. Y digo esto último porque estar enamorado puede ser cruel e inhumano para cualquier persona, tanto que nos puede llevar a la locura. Cuando un amor no es correspondido, saber que esa persona por la que darías la vida no haría lo mismo por ti, o que ni siquiera sabe que existes. E incluso, cuando aquella persona a la que te sientes tan unida, y la cual supuestamente también lo siente hacia ti, te falla de un momento a otro. Esto provoca un sentimiento de rabia e impotencia en tu interior, no tanto por lo que haya hecho sino por la confianza depositada en esa persona, y como ésta ha jugado con ella. A pesar de todas esas emociones, la decepción no supera a la ternura que sigues sintiendo por esa persona, porque puede que sea difícil pero sigues sintiendo afecto.
Puede que todas estas conmociones sean absurdas e ilógicas, pero eso es lo que fundamenta al amor. Este sentimiento supone vivir en una continua contradicción, en una espiral de emociones que nunca sabrás a dónde te dirigirá.

A pesar de todo, nuestro poema claramente muestra ese amor pasional, irracional, carnal y extraordinario que cambia nuestras vidas sin que podamos evitarlo. Pero ¿para qué hacerlo? No podemos cerrarnos en nosotros mismos para impedir que nos hagan daño. Debemos dejarnos llevar y confiar en lo que sentimos, para experimentar y así conocernos aún más a nosotros mismos.

EL TEATRO. EL GÉNERO DRAMÁTICO

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